Migrant Stories

Con un poco de saber

Hay un viejo refrán que dice “quien sabe poco, se equivoca mucho”.

Nosotros diferimos al respecto. Creemos que un poco de saber, utilizado sabiamente, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Cuando nadie sabe qué hacer en una situación de emergencia, se pierden vidas innecesariamente. Y cuando puede capacitarse localmente a las personas para que reconozcan y reaccionen ante las amenazas que habitualmente se ciernen sobre la salud, las comunidades son más sanas y más estables. A largo plazo, incluso han de ser más prósperas y las personas tendrán menor propensión a emigrar.

Ello forma parte de la lógica subyacente en una iniciativa de salud conjunta en el Norte de Tailandia, del Gobierno, la ONU y la OIM, que tras tres años de operaciones ha sido transferida a la comunidad. La OIM se ha encargado de la capacitación de los trabajadores comunitarios de salud y de establecer y equipar 13 dispensarios de salud, que han dado resultados impresionantes.

Especialmente para Wirasat Kornapa, de 33 años de edad, que padece cáncer del seno paranasal desde hace 10 años. Recientemente, contrajo la tuberculosis y, gracias al dispensario de salud patrocinado por la OIM en su aldea, se beneficia de tres visitas semanales de Sirichai Ratkhetbanpoot, 35 años de edad, trabajador comunitario de salud de la OIM.

Wirasat y Sirichai viven en una pintoresca aldea en las montañas de Ban Huay San, situada al borde de una carretera maltrecha y polvorienta a 14 kilómetros de la frontera de Tailandia con Myanmar. Wirasat participa en un programa de tuberculosis financiado por el Gobierno en el hospital de Chang Mai, localizado a 300 kilómetros de allí, pero la atención regular que recibe en su propia aldea le simplifica la vida. Su madre, O, que sufre de presión alta, también se beneficia de los servicios que presta Sirichai.

Wirasat declara “Mi prognosis es buena y yo me siento bien, pero todavía no estoy lo suficientemente fuerte para trabajar en los arrozales, aunque sí puedo encargarme de dar de comer a los cerdos.”

Este programa ha sido diseñado y está administrado por Pra Tom —un tailandés alto y simpático, que trabaja en la capital del distrito de Mae Hong Son, situada a tres horas por un sinuoso camino entre las montañas— quien declara: “Hay muchos aspectos del programa de salud comunitaria que la OIM nos ha permitido consolidar. Además, los conocimientos adquiridos para proteger a las comunidades de la tuberculosis son sumamente importantes. No sólo enseñamos a las personas sobre la prevención, sino que además tenemos trabajadores de salud capacitados que pueden implementar un tratamiento de observación directa y de corta duración en algunas regiones remotas del país y a lo largo de las rutas por las que transitan los migrantes.”