Comunicado
Global

Acabar con la esclavitud moderna

 

Por William Lacy Swing, Director General de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración

NUEVA YORK— Hace dos siglos, en esta ciudad que ya se perfilaba como el centro del comercio mundial, una coalición de clérigos, funcionarios de gobierno, líderes de negocios y víctimas rescatadas se unieron para combatir el flagelo de la esclavitud humana.

Su causa fue el Abolicionismo y se convirtió en el primer movimiento transnacional de Derechos Humanos en el mundo.

Gracias al Abolicionismo, los negocios que dependían de la esclavitud humana ya no serían tolerados. Muy pronto serían ilegales. La esclavitud, que había existido desde la antigüedad, fue eliminada en primer lugar del mundo de habla inglesa y luego, del resto del mundo.

¿Lo fue realmente? Estamos aquí esta semana para examinar un problema que ha surgido en la actualidad en la una economía cada vez más globalizada. Para ser francos, las “cadenas” de aquella esclavitud histórica han sido, en algunos casos, reemplazadas por otras nuevas que son invisibles: el engaño, la esclavitud por deudas, el reclutamiento antiético. Puede tratarse de una contaminación oculta en las cadenas de suministro de las sofisticadas industrias mundiales – como la pesca, los aserraderos o las manufacturas textiles.

O puede que esté oculta a la simple vista – en cualquier esquina de una calle en donde se ofrece sexo a cambio de dinero.

Sus víctimas se cuentan en cientos de miles de millones. De acuerdo con investigaciones que han sido difundidas esta semana en ocasión de la inauguración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, durante el año 2016, el trabajo forzoso –y su flagelo gemelo, el matrimonio forzoso– han esclavizado aproximadamente a 40,3 millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo.

Si bien muchos consideran a la esclavitud como un fenómeno del pasado, constituye una plaga que está aún presente. En todo el mundo, los criminales siguen encontrando nuevas maneras de explotar a adultos y niños en situación de vulnerabilidad, violar sus derechos humanos y lograr que trabajen para ellos mediante el uso de la fuerza. Ya sea que esto adquiera la forma de esclavitud sexual de mujeres, o el reclutamiento y la trata de hombres forzados a trabajar, en la actualidad ningún continente y ningún país se encuentran libres de esta amenaza a la dignidad y a los derechos humanos.

El 19 de septiembre, la Alianza 8.7, una asociación mundial destinada a poner fin al trabajo forzoso, la esclavitud moderna, la trata de personas y el trabajo infantil, reunirá a los asociados claves que representan a los gobiernos, a las organizaciones de las Naciones Unidas (ONU), al sector privado, a las organizaciones de trabajadores y de la sociedad civil para lanzar nuevas estimaciones mundiales en relación a la esclavitud moderna y al trabajo infantil.

Las estimaciones mundiales de la esclavitud moderna fueron desarrolladas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y por la Fundación Walk Free, en asociación con mi Organización, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que es el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración.

Los datos precisos y fiables son herramientas claves para poder abordar desafíos sociales complejos tales como la esclavitud moderna. Las estimaciones preparadas por la Alianza 8.7 no solamente acrecentarán la concientización internacional acerca de tales violaciones, sino que también proveerán una sólida base para que los legisladores de todo el mundo tomen decisiones estratégicas y para que los asociados en el desarrollo puedan enfocarse en las brechas en materia financiera.

Mediante el uso, en profundidad, de las respuestas personales recabadas en miles de entrevistas realizadas en 48 países, y combinando dichas respuestas con los datos integrales sobre las experiencias de las víctimas de trata de personas de la OIM, las estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna proveerán una visión valiosa de las cifras detrás de este fenómeno, en particular con información específica relativa a la región geográfica, el grupo y el género.

Entre los resultados a presentarse esta semana cabe mencionar:

Desde el año 2012, 89 millones de personas han experimentado algún tipo de esclavitud moderna, algunos por períodos breves de días, otros durante muchos años.
La esclavitud por deudas afectó a la mitad de las víctimas del trabajo forzoso.
Las mujeres adultas y las jóvenes representan el 71 por ciento del total de víctimas de esclavitud moderna.
Una de cada cuatro víctimas de la esclavitud moderna era un niño o niña.

Es triste saber que tales datos dejan ver solamente una de las caras de esta tragedia: su escala a nivel mundial. La difícil labor de rescatar a las víctimas muestra que la esclavitud moderna afecta profundamente a familias enteras.

Recientemente, el Fondo de asistencia mundial de la OIM para las víctimas de la trata y otros migrantes en situación de vulnerabilidad ayudó en la asistencia de 600 hombres esclavizados que trabajaban en barcos pesqueros extranjeros en aguas de Indonesia. Algunos no habían pisado tierra firme durante años. Una víctima relató a la OIM que había estado separado de su familia, sin contacto alguno, durante 22 años.

El motivo por el cual esto se ha convertido en una gran preocupación, no es ningún misterio para la OIM. Bregamos por una migración que sea segura, regular y ordenada para todos. La migración segura y regular implica una movilidad manejada de manera transparente por los gobiernos del mundo, en lugar de que esté oculta en un laberinto de inframundos criminales.

La migración segura para todos significa precisamente eso: que es segura para todos. Los Gobiernos no necesitarán preguntarse quién está esta noche cruzando una frontera poco vigilada. Los empleadores no necesitarán preocuparse de que su nuevo empleado viene con un secreto, en el sentido de que se trate de un esclavo por deudas atado a un reclutador que está embolsándose la paga – incluso mientras ese reclutador sigue aumentando la carga de la deuda sobre la víctima. Las familias no necesitarán sentir temor por la suerte corrida por un hijo o una hija, que ha abandonado el hogar para aprovechar una oportunidad en un país lejano, y del cual o de la cual no han vuelto a tener noticias.

De modo que les pedimos que se unan a nosotros en esta lucha contra la esclavitud mundial. Puede que la misma haya tenido lugar durante siglos, pero en cierta manera, recién está empezando.