Comunicado
Global

OIM: La falta de datos perpetúa la invisibilidad de las muertes de mujeres migrantes

Berlín – Desde que la OIM en su calidad de Organismo de las Naciones Unidas para la Migración comenzó a recopilar datos por medio del Proyecto Migrantes Desaparecidos en 2014, ha registrado las muertes de 1.234 mujeres, más de la mitad de las cuales perdieron la vida al intentar cruzar el Mediterráneo. Esta cifra representa menos del cinco por ciento del número total de muertes de migrantes registradas durante este período por el Proyecto, el cual tiene su base en el Centro de Análisis de Datos de la OIM en Berlín.

Solamente el 31 % de los incidentes registrados por el Proyecto Migrantes Desaparecidos tienen información acerca del sexo de quienes desaparecieron o perdieron la vida. “Resulta crítico contar con mejor información acerca de quienes desaparecieron durante el proceso migratorio, de modo que podamos comprender por qué esas personas se arriesgaron y cómo esas muertes podrían haberse evitado”, dijo Jill Henke, Directora del Departamento de Cooperación Internacional y Sociedades de la OIM. Las razones por las que se conoce tan poco acerca de los migrantes desaparecidos son discutidas con mayor detalle en el reciente informe de la OIM Viajes Fatales.

Sin embargo, diversos registros en los que se conozca el sexo de los migrantes pueden ser de utilidad para descubrir dónde y cómo esas mujeres fallecieron cruzando las fronteras. A nivel mundial, el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM registró las muertes de 525 durante el proceso migratorio en 2017. Aunque la escasez de datos desagregados sobre el sexo significa que es difícil decir qué ruta migratoria es la más peligrosa para las mujeres, los datos de los que se dispone indican que el cruce del Mediterráneo es especialmente fatal, con 238 muertes de mujeres confirmadas el año pasado. El Proyecto Migrantes Desaparecidos también registró las muertes de 141 mujeres que murieron al migrar en África, 90 que murieron en Asia del Sudeste y 20 mientras intentaban cruzar la frontera entre EE.UU. y México en 2017.

La gran mayoría de las muertes registradas de mujeres migrantes fueron por ahogamiento – 337 mujeres perdieron sus vidas cuando intentaban cruzar una masa de agua. El Mediterráneo no es el único mar en el que ocurren viajes fatales, ya que 79 mujeres fallecieron en la Bahía de Bengala o en el Río Naf en la frontera entre Myanmar y Bangladesh. Si bien las mujeres representan una pequeña proporción del número total de muertes en comparación con los hombres, de quienes fueron registrados por el Proyecto Migrantes Desaparecidos en 2017 la proporción de mujeres que se ahogaron fue mayor que la de los hombres: 64 % de las mujeres que murieron en 2017 se ahogaron al intentar cruzar una masa de agua, en comparación con el porcentaje que corresponde a hombres, de 42%.

Los datos de los que se dispone muestran que las mujeres también emprenden peligrosos viajes por tierra. En 2017, 61 mujeres murieron debido a exposición a medioambientes hostiles durante sus viajes, 47 debido a enfermedades y falta de acceso a medicinas, 28 debido a accidentes de tránsito y 15 sufrieron una muerte violenta. En el caso de 37 mujeres, el motivo de su muerte es desconocido.

El año pasado, 103 de las mujeres registradas en la base de datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos procedían de Asia, incluyendo el Medio Oriente, en tanto que otras 133 procedían de naciones africanas y 44 de las Américas. El origen de otras 245 no pudo ser determinado.

La evidencia demuestra que las mujeres enfrentan mayores riesgos de perder la vida cuando migran de manera irregular. Muchos factores contribuyen con esto, entre ellos prácticas sociales relacionadas con el género dentro de los grupos familiares y dentro de los países de tránsito, como así también diversas tácticas de tráfico.

En el Mediterráneo por ejemplo, a las mujeres y los niños se les asigna con frecuencia un lugar debajo de la cubierta o en el medio de las embarcaciones con el fin de protegerlos durante el cruce. Sin embargo, esto puede llevar a trágicas consecuencias ya que puede ser más difícil escapar de la situación si el bote está en problemas. Los equipos de búsqueda y de rescate han informado que encontraron mujeres y niños que no pudieron escapar con la suficiente rapidez y murieron sofocados por gases tóxicos. En base a descubrimientos cualitativos se pudo determinar asimismo que si las personas no saben nadar, o llevan ropa pesada o si viajan con niños, los riesgos de ahogarse son mayores.

En todo el mundo, las migrantes de sexo femenino padecen un mayor riesgo de sufrir abusos sexuales durante el viaje. Las investigaciones en América Latina han mostrado que el 60 % de las mujeres que viajan regularmente a través de México han sido víctimas de ataques sexuales. Cuando las mujeres se embarazan durante la migración, tienen necesidades especiales en materia de salud que con frecuencia no son atendidas y ello puede aumentar en gran medida el riesgo de consecuencias fatales.

La falta de datos desagregados confiables sobre el sexo perpetúa la invisibilidad de las muertes de migrantes de sexo femenino. La información sobre las muertes de mujeres migrantes es altamente contingente en la identificación de los cuerpos. Ya que muchas muertes de mujeres ocurren en el mar, y en grandes cantidades, la identidad de quienes pierden la vida permanece en el anonimato. Sus restos no son recuperados del agua o bien quienes los recuperan no dan información sobre esas mujeres. Otros incidentes suelen ocurrir en lugares remotos y con frecuencia no son registrados.

Cifras brindadas por fuentes oficiales o por ONG, por medios masivos de comunicación o testimonios de testigos a menudo no incluyen datos desagregados por sexo. Esto implica que las migrantes de sexo femenino que mueren durante sus viajes no pueden ser identificadas como tales.

El Proyecto Migrantes Desaparecidos debe apoyarse en informes ad hoc de los medios masivos de comunicación y en testimonios de testigos para poder conocer más acerca de las mujeres que abandonaron sus hogares buscando una mejor vida y murieron en el intento. El Proyecto Migrantes Desaparecidos registró los siguientes incidentes el año pasado en los cuales había mujeres involucradas:

El 21 de febrero de 2017 los cuerpos de tres mujeres y de un hombre fueron recuperados y otras cuatro mujeres y cuatro hombres siguieron desaparecidos luego de que su bote se hundiera cerca de la costa de la Provincia de El Seibo en la República Dominicana. Dos de las mujeres fallecidas eran las hermanas Walkiria Matías Tapia y Yoleydi Matías Tapia, de 17 y 19 años de edad, procedentes de Santo Domingo. Intentaban llegar a Puerto Rico junto a otros pasajeros.

El 24 de julio de 2017, Rosa María de la Cruz Curruchich de Ortiz (37), Bernardo Ortiz de la Cruz (18), Florinda Manuel Pascal (17) y María Guadalupe Francisco Basilio (15) murieron intentando cruzar el Río Bravo, entre Ciudad Juárez, México, y El Paso, Texas, EE.UU. Rosa y su hijo Bernardo viajaron desde su casa en el municipio rural de  Joyabaj, Guatemala, en tanto que Florinda y María procedían de San Miguel Acatán, Guatemala.

El 1° de septiembre de 2017, 26 personas rohingyas, incluyendo a seis mujeres, seis hombres, cuatro jóvenes de sexo femenino y cuatro de sexo masculino murieron cuando su bote se hundió al intentar cruzar el Río Naf rumbo a Teknaf en Bangladesh. Se encontraban entre  los más de 650.000 rohingyas que huyeron de la violencia en el estado de Rakhine, Myanmar, en los últimos cinco meses de 2017. En diciembre de 2017 la Matriz de Seguimiento de Desplazados de la OIM estima que el 52% de la población rohingya que estaba en Cox’s Bazar, Bangladesh, eran mujeres. El 16% de la población rohingya encuestada eran madres solteras.

El 3 de noviembre de 2017, 26 mujeres de Nigeria, que según se cree tenían entre 14 y 18 años perdieron la vida en la zona central del Mediterráneo. Se estima que otras 53 personas han desaparecido en ese naufragio. Las autopsias revelaron que dos de las mujeres estaban embarazadas cuando fallecieron. Solamente dos de las mujeres fueron identificadas antes de ser sepultadas luego de un funeral realizado en Salerno, Italia.

Las historias de migrantes desaparecidos son también acerca de las familias que los mismos dejan detrás, muchas de las cuales incluyen a madres, esposas e hijos. Cuando ya no se reciben noticias acerca del integrante de una familia que ha migrado, esto puede tener efectos trágicos de índole legal, económica, social y por supuesto, efectos dolorosos a nivel emocional.

Nota: Las mujeres migrantes a las cuales se refiere el presente texto incluyen tanto a las adultas como a las más jóvenes (menores de 18).