Comunicado
Global

A un año del inicio de la crisis Rohingya

Cox’s Bazar – Tras un año de crisis durante el cual más de 700.000 refugiados que han escapado de la violencia en Myanmar hacia Bangladesh, los rohingyas se encuentran nuevamente al borde de otro desastre si no pueden asegurarse más fondos para financiar la respuesta humanitaria.

Han quedado en evidencia los grandes esfuerzos que la OIM en su calidad de Organismo de las Naciones Unidas para la Migración y sus socios han hecho para brindar apoyo al Gobierno de Bangladesh en lo relacionado con la respuesta humanitaria desde que el influjo hacia lo que se ha convertido en el mayor asentamiento de refugiados del mundo comenzó hace un año.

Casi un millón de rohingyas viven ahora en Cox’s Bazar. Desde los primeros días de la crisis cuando miles se encontraban cruzando la frontera a diario, durmiendo bajo el cielo abierto, muchos de ellos heridos y al borde de la inanición, las condiciones en terreno han mejorado muchísimo. Todos los refugiados tienen ahora acceso a albergue básico, alimento y cuidados de su salud.

Con intensos esfuerzos cooperativos para evitar aludes – incluyendo trabajos para prevenir la erosión del suelo, preparando el terreno para hacerlo más plano y seguro, el planeamiento de la respuesta de emergencia, las tareas de concientización y la reubicación de más de 24.000 personas que en su mayoría estaban en riesgo, significa que se ha tenido éxito en cuanto a evitar una tragedia mayor en los campamentos, a pesar de la peligrosa topografía y de las extremas condiciones climáticas.

Pero esto no implica que el peligro haya desaparecido. Otra temporada de ciclones se avecina a fines de septiembre y una severa escasez de fondos amenaza la provisión de servicios vitales.

“Los logros del año pasado han sido realmente destacables”, sostuvo Giorgi Gigauri, quien se desempeña como Jefe de Misión de la OIM en Bangladesh. “Esta fue la crisis de refugiados que más rápido creció en todo el mundo y los desafíos han sido realmente inmensos. Innumerables vidas han podido salvarse gracias a la generosidad del Gobierno de Bangladesh, de la comunidad local y de los donantes, y el duro trabajo de todos aquellos que están involucrados en la respuesta humanitaria. Pero ahora enfrentamos la verdadera amenaza que pasa por el hecho de que si no se aseguran nuevos fondos con rapidez, esas vidas estarán nuevamente en peligro”.

Más de 212.000 familias, es decir, la población de refugiados en su totalidad, han recibido hasta el momento materiales para mejorar sus albergues, en tanto que la OIM les ha brindado asistencia en materia de albergues a más de 120.000 familias. También se ha trabajado de manera ininterrumpida para aumentar el acceso a agua potable y para mejorar las condiciones sanitarias. Los equipos de Agua, Sanidad e Higiene de la OIM (WASH por su sigla en inglés) han terminado más de 330 pozos de tubería profunda en los campamentos, en tanto que en la actualidad se están instalando muchos más.

Los servicios de protección constituyen una parte integral de la respuesta de la OIM y más de 23.000 personas en estado de vulnerabilidad y con necesidad de recibir protección se han identificado desde que la crisis comenzó. Como agencia líder en la lucha contra la trata de personas en los campamentos, la OIM trabaja conjuntamente con las autoridades y las comunidades para combatir esta amenaza a la población de refugiados que es cada vez mayor.

Satisfacer las necesidades de la comunidad de acogida, que también se ha visto impactada por la crisis, ha ocupado un lugar preponderante en la respuesta. La OIM se encuentra trabajando con sus socios en una gama de iniciativas a largo plazo para el abordaje del daño medioambiental por medio de la provisión de combustible alternativo, como así también de los proyectos de reforestación que pueden brindar oportunidades laborales. Los granjeros locales están siendo apoyados por medio de maquinarias y semillas para ayudar a impulsar la producción de alimentos.

Pero hasta ahora, la respuesta humanitaria integral cuenta con tan solo un tercio de los fondos que son necesarios para poder continuar hasta fines de año.

“El equipo médico de la OIM ha registrado este mes medio millón de consultas desde que la crisis comenzó.  Esto demuestra el nivel de necesidades que se está enfrentando. Pero la cruda realidad es que si no se recibe un mayor apoyo, tales servicios se verán amenazados,” sostuvo Gigauri.

“Eso no solamente impactará sobre aquellos que necesitan urgente tratamiento médico sino también sobre las medidas de salud pública tales como la vacunación y las tareas para llegar a todas las personas con necesidades, sin las cuales el riesgo de brotes de enfermedades a gran escala aumentará de forma dramática. Mientras tanto, mantener los desagües y vaciar las letrinas cuesta dinero. Sin esto veremos que los flujos en exceso llevarán a la contaminación del agua y la diseminación de las enfermedades”.

Gigauri destacó el hecho de que en una respuesta humanitaria de semejante escala,  las restricciones o los recortes a cualquier servicio tendrían un impacto devastador en la respuesta a gran escala.

“No debemos subestimar los peligros que los refugiados rohingyas aún enfrentan. Tras un año del inicio de la crisis, no deben olvidarse tales peligros,” dijo. “Estas personas han podido sobrevivir a sufrimientos casi inimaginables. La comunidad internacional no debe ahora dar la espalda para evitar que los rohingyas vuelvan a sufrir otra tragedia”.

Para mayor información por favor contactar a Fiona MacGregor en la OIM Cox’s Bazar, Tel. 88 0 1733 335221, Email: fmacgregor@iom.int