Migrant Stories

Al filo de la navaja – recuperación en Sri Lanka Septentrional

Un corte de pelo y un afeitado en la peluquería de Edward Roshan, situada en las afueras de Killinochchi, en la región septentrional de Sri Lanka, cuesta menos de dos dólares EE.UU. Él y su familia han llegado a ser expertos en vivir al filo de la navaja —en los siete últimos años, su vida se ha caracterizado por el conflicto, las fugas, el hambre, las dificultades, la pérdida de identidad y el temor.  

En la actualidad, este padre de dos hijos que estuvo en el infierno y logró salir de él, está forjándose una nueva vida gracias a una pequeña subvención de la Unión Europea a través de la OIM. Esta peluquería, situada en Parantan Junction, ha sido totalmente reconstruida a partir de las ruinas en que quedó en 2008, cuando él y su familia tuvieron que huir para ponerse a salvo de los enfrentamientos durante dos años entre el Ejército de Sri Lanka y los Tigres de Liberación del Ealam Tamil, que llegaron hasta la puerta de su casa.  

Edward, su esposa y sus dos hijos pequeños sobrevivieron al enfrentamiento final, que fue una auténtica pesadilla. Él se encontraba en un grupo integrado por varios miles de tamiles, a quienes los LTTE obligaron a seguirles a zonas “libres de fuego” cada vez más pequeñas, y acabaron en la playa de Mullaitivu, completamente aterrorizados y sin ningún otro lugar al que huir.

Edward recuerda: “Mis hijos tenían seis años y ocho meses, respectivamente. Fue terrible. Muchos de mis familiares fueron heridos; disparaban a la gente delante de nosotros. Teníamos la sensación de que nuestra propia supervivencia estaba en peligro. Nos quedaba algo de arroz, pero escaseaba el agua.”

Durante un tiempo vivió en el que entonces era el mayor campamento del mundo para desplazados, en  Manik Farm. Tras reunirse con su familia, él y su esposa vendieron las joyas de aquélla para abrir una peluquería junto con su hermano.

Fue entonces cuando su vida dio un nuevo giro. Tras semejante experiencia no lograba asentarse. “Siempre temía que la guerra estallara de nuevo, y todo me recordaba a los incidentes vividos. Necesitaba salir del país.”

Junto con docenas de otras personas, pagó miles de dólares para emprender un viaje furtivo, organizado por una empresa establecida en Francia que les prometió una nueva vida en el Canadá. Un avión les llevó a él y a su familia a Delhi, luego a Addis Abeba y, por último, a Togo. A continuación cruzaron el país a pie hasta llegar a Benin, donde un agente les dijo que debían esperar tres meses hasta que llegara un barco que les llevaría al Canadá.  

Nueve meses más tarde, después de vivir todo tipo de privaciones, “como si estuviéramos de nuevo en guerra”, comprendieron que no iban a ir a ningún sitio. Algunos hombres escaparon y notificaron lo sucedido a la OIM, que organizó la repatriación de todo el grupo.

Edward recibió una subvención de 4.500 dólares EE.UU. que le permitió abrir su propio negocio, la Peluquería Theela, en el mismo lugar donde estaba ubicado su negocio anterior. Contrató a tres de sus amigos en calidad de socios, y ahora trabajan con entusiasmo, de 7:00 a 21:00 horas, seis días a la semana.  

En la actualidad, Killinochchi, la antigua sede de los Tigres Tamil, está en plena reconstrucción. Se abren nuevos negocios, y se repintan las fachadas de los hoteles. Hay mucho movimiento en las pastelerías, comercios, aserraderos y cafés Internet.

Sin embargo, a Edward le cuesta renunciar a su sueño de emigrar. “Si pudiera hacerlo otra vez de manera regular, lo haría.”

La OIM está desplegando grandes esfuerzos para disipar su incertidumbre de cara al futuro. Richard Danziger, Jefe de Misión de la Oficina de la OIM en Sri Lanka, declara: “Es sumamente importante que sigamos financiando programas de desarrollo en toda la isla”.  

Y añade “Los empleos y el sentimiento de autoestima evitan que se desaten tensiones. Es más, mantienen unidas a las comunidades e impiden la explotación de los posibles migrantes. Asimismo, los migrantes o los solicitantes de asilo rechazados que no consiguen permanecer en el extranjero deben saber que tienen la posibilidad de intentarlo de nuevo y de vivir una vida digna en su país.”