Migrant Stories

Inesperado retorno desde Libia y esperanzas de reintegración en Chad

Hadidja Banaye, de 37 años, pasó los últimos
18 años en Libia, país que abandonó en 2011
para retornar a Moussoro, un pequeño pueblo en Chad
occidental.

Como el de las aproximadamente 1.300 personas que también
han regresado a este pueblo, el suyo fue un retorno repentino e
involuntario precipitado por la crisis libia de 2011.

Hadidja ha vuelto a Moussoro con su marido y sus seis hijos.
Primero llegaron a N'Djamena, capital de Chad, en una de las
operaciones de retorno voluntario de la OIM llevadas a cabo en 2011
y en las que 31.599 personas que se encontraban en Libia y
países vecinos fueron repatriadas en avión. Una vez
en N'Djamena, un equipo de registro de la OIM los recibió y
se les facilitó asistencia médica y psicosocial,
comida y alojamiento en uno de los tres centros de tránsito
de los que dispone la Organización en la capital.

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En un solo día, la OIM los trasladó a Moussoro,
donde residen en la actualidad en casa de los padres de Hadidja
junto a 18 parientes más. Si bien la familia los ha acogido
con mucho amor y alegría, además de brindarles un
techo y comida, la casa no es lo bastante grande para todos los que
allí viven. No tienen baño ni electricidad. Algunos
de ellos han empezado a trabajar en el mercado para ganar ingresos
modestos con los que alimentar a la familia, pero puede sentirse la
falta de las remesas enviadas desde Libia.

Hadidja explica que el cambio de vivir y trabajar en Libia a
regresar a casa de sus padres ha sido duro: "Aquí, el acceso
a los servicios de salud es precario y es muy difícil que
mis hijos puedan asistir a la escuela".

Como tantos otros retornados a Moussoro, espera poder
beneficiarse de apoyo para la reintegración
socioeconómica. "Queremos y estamos listos para trabajar,
pero necesitamos apoyo económico para ello ya que, a pesar
de haber trabajado durante tantos años en Libia, hemos
vuelto si nada. Necesitamos ayuda para empezar de nuevo", afirma
Hadidja categóricamente.

El caso de Sultan Mahamat, de 37 años, es muy similar.
Con dos esposas y nueve hijos, este retornado a Moussoro explica
que se trasladó a Libia con la esperanza de establecerse
allí. Sus planes eran trabajar en el sector de la
construcción y enviar remesas a la familia que había
dejado en su país.

Tan solo llevaba dos meses buscando trabajo en Bengasi, la
segunda ciudad más grande de Libia, cuando estallaron los
combates a gran escala y tuvo que huir para salvar la vida. Con
ayuda de la OIM fue repatriado y su sueño de un futuro mejor
para sus hijos terminó con el inicio del conflicto en
Libia.

Su búsqueda se centraba en la construcción porque
le habían dicho que, en Libia, ese era un sector que
empleaba numerosos trabajadores poco cualificados, oriundos por lo
general de países subsaharianos como Chad. No obstante,
retornó sin ahorros y con el triste y duro recuerdo de tener
que partir en medio de la crisis libia. La historia de Sultan se
repite entre muchos otros retornados chadianos, confrontados a la
realidad de un conflicto abierto y quienes, tras un retorno sano y
salvo a sus hogares, tienen que superar el volver con las manos
vacías.

Actualmente, Sultan trabaja esporádicamente como
agricultor, pero el sueldo que percibe no es suficiente para
mantener a su familia. "Me gustaría tener mi propio terreno
para cultivar, ya que quiero quedarme aquí al lado de los
míos. No quiero volver a Libia ni ir a ningún otro
país".

La historia de Hadidja y Sultan es un reflejo de las necesidades
y de la situación actual de muchos retornados de Libia. La
reintegración psicosocial, cultural y socioeconómica
en las comunidades de acogida no ha sido un proceso sencillo y ello
queda de manifiesto en los resultados de una evaluación
sobre el impacto en su situación realizada por la OIM en
todas las regiones del país y que forma parte de la
última etapa del proyecto "Asistencia humanitaria a
retornados chadianos y nacionales de terceros países que han
huido de la crisis en Libia".

Tanto la evaluación como el traslado de los retornados y
el establecimiento de centros de tránsito en todo el
país, donde se registra a los migrantes y se les ofrece
atención médica y psicosocial, alimentos,
protección y apoyo a la reintegración, han sido
financiados por la Dirección General de Ayuda Humanitaria de
la Comisión Europea (ECHO). Hasta marzo de 2012, la OIM ha
brindado apoyo a un total de más de 90.000 retornados y
nacionales de terceros países que se encontraban en
Libia.