Migrant Stories

La cultura, el deporte y la música como terapia tras el seísmo

Seis meses después, las consecuencias del terremoto del 12
de enero siguen dejándose sentir entre numerosos haitianos,
profundamente afectados por la inaudita estela de muerte y
destrucción que éste dejó a su paso.  A
día de hoy, son muchas las familias que intentan superar la
pérdida de algún ser querido.

Aunque el dolor siga presente, los haitianos se caracterizan por
su fortaleza y, gracias a la ayuda de la iglesia, la música
y otras actividades culturales, la esperanza está volviendo
a sus vidas.

Por un lado, abundan los padres desconsolados que
continúan lamentando la pérdida de sus hijos y, por
otro, existen decenas de miles de huérfanos traumatizados a
los que el país debe ayudar.

A la congoja de los supervivientes hay que añadir el que
muchos de ellos no hayan podido presentar sus respetos a los
fallecidos, ya que fueron enterrados en fosas comunes los
días que siguieron a la catástrofe.

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target="" title="">Migraciones – Verano 2010

El trauma sufrido por una gran parte del millón y medio
de desplazados que residen en la actualidad en campamentos suele
manifestarse en forma de un abrumador sentimiento de lasitud y
agotamiento, así como falta de apetito y de las ganas de
vivir.

«Ahora que he perdido a mis seres queridos y 35
años de mi vida, ¿para qué volver a
trabajar?», se pregunta entre sollozos Myrlaine Paul, cuyos
dos hijos fallecieron al quedar sepultados entre los escombros de
su casa.

Sin embargo, a pesar de todo este sufrimiento, la vida debe
continuar para los supervivientes, quienes pueden beneficiarse de
la ayuda psicosocial ofrecida por diferentes grupos y
organizaciones, entre ellas la OIM.

Asimismo, en los campamentos, iglesias, escuelas y otras
instituciones humanitarias se organizan toda una serie de
actividades de apoyo mediante las cuales ayudar a los
supervivientes a retomar una vida productiva.

En el campamento de Champs de Mars, por ejemplo, las
víctimas reciben ayuda psicológica en una
clínica que ha sido establecida en un edificio de la
Facultad de Etnología.

En la plaza Boyer, en Pétion-ville, el gran
público puede asistir de manera regular a la
proyección en pantallas gigantes de películas,
documentales y video clips. «[Esta iniciativa] me permite
relajarme y siempre termino sintiéndome mejor»,
explica Martine, cuya proyección favorita es la
actuación en vídeo de Barikad Crew, un conocido grupo
local de hip hop.

Asimismo, los jóvenes participan con gran entusiasmo en
los acontecimientos deportivos organizados en los
campamentos.  En el parque Sainte Thérèse, en
las afueras de Pétion-ville, equipos de jóvenes
jugadores participan a menudo en reñidos torneos.

«Plas timoun» o «La plaza de los
niños», establecida por la primera dama Elisabeth
Préval, es sin lugar a dudas la mejor iniciativa para los
más pequeños, quienes tienen la posibilidad de
participar en actividades recreativas y educativas.  Con ayuda
de educadores locales, los niños participan en actividades
de pintura, bailes y cuentacuentos.

Gracias a la financiación del Organismo Sueco de
Desarrollo Internacional (SIDA, por sus siglas en inglés),
la OIM cuenta con un equipo multidisciplinar en los campamentos,
entre los que se incluyen psicólogos, trabajadores sociales
y artistas.

«Desde marzo, hemos movilizado a varios equipos en Puerto
Príncipe y sus alrededores», afirma Jean Jeune
Desrisier, de la OIM. «La cultura haitiana está en el
centro de muchas de nuestras actividades.  Ello permite que
menores y progenitores participen juntos con el propósito de
fomentar el desarrollo de los más
pequeños».

El baile, la pintura y la alfarería son algunas de las
actividades recreativas realizadas con el fin de ayudar a los
miembros de la comunidad a sobrellevar sus traumas.

En Tabarre Issa, donde recientemente se reasentaron unas 500
familias que residían en Vallée Bourdon para prevenir
el riesgo de sufrir inundaciones, un equipo psicosocial de la OIM
trabaja junto a adultos y a menores en el desarrollo de mecanismos
de ayuda comunitarios.

De acuerdo con Jean Mozart Feron, miembro del equipo psicosocial
de la OIM, el trauma sufrido provoca en ocasiones que las familias
pierdan la capacidad de expresarse.  «Por ello, hacemos
hincapié en ayudar a las personas a hablar y expresar sus
sentimientos, ya que supone un primer paso en el proceso de
recuperación».

Para Marjorie, de 32 años y residente del campamento que
ha asistido a las sesiones organizadas por Jean Mozart y su equipo,
éstas «hacen que recupere la esperanza en el futuro,
aun habiendo cosas que nunca podré olvidar».

Jean Jeune Desrisier asevera que se han conseguido muy buenos
resultados desde que se lanzara el programa: «Los menores
traumatizados que habían perdido la autoestima han
recuperado la seguridad en sí mismos y las ganas de
vivir.  Hablan, juegan y vuelven a ser optimistas para
conseguir sus planes de futuro».

Según Desrisier, la sensibilización, la
prevención y las intervenciones directas parecen haber
incidido en la reducción del número de casos de
violencia conyugal y contra los menores.

Asimismo, añade que la reconstrucción de
Haití sólo podrá conseguirse una vez que sus
nacionales estén en paz con ellos mismos.