Comunicado
Global

Carrera contra el tiempo para evitar una catástrofe humanitaria en Afganistán

Campamento temporario en Kabul para familias desplazadas. Foto: OIM/Paula Bronstein

Declaración de António Vitorino, Director General, Organización Internacional para las Migraciones (OIM)

Kabul – El conflicto y la inseguridad, la agobiante pobreza exacerbada por una economía en caída libre, la severa sequía y la pandemia de COVID-19 han puesto a Afganistán al borde del colapso.

Dejo el país tras una visita de dos días profundamente impresionado por el trabajo que los actores humanitarios están haciendo y por la resiliencia de la gente de Afganistán ante los inmensos desafíos que deben enfrentar.

Sin embargo, estoy profundamente preocupado por el futuro: mientras el duro invierno se aproxima, existe un riesgo real de que la situación humanitaria cada vez peor derivará en un mayor desplazamiento, vulnerabilidad y sufrimiento, y que los modestos beneficios sociales y de desarrollo de las últimas dos décadas se perderán.

Cinco millones y medio de personas se encuentran desplazadas internamente – lo cual equivale aproximadamente a la población total de Finlandia – incluyendo a más de 670.000 forzadas a irse de sus hogares hasta ahora en este año, 60% de las cuales son menores. Se necesita contar con asistencia y apoyo para las poblaciones móviles, incluyendo personas desplazadas internamente, retornados y comunidades de acogida que no cuentan con acceso suficiente a servicios.

Nos encontramos, sin duda alguna, en una carrera contra el tiempo, tal como fuera enfatizado por el Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres, respecto a ayudar a estas personas para que puedan prepararse para la llegada del invierno. Estamos yendo “puerta a puerta” para verificar cuales son las necesidades y entregamos albergues, frazadas, ropa de abrigo y efectivo para combustible y calefacción. Estamos planificando expandir la asistencia para la temporada de invierno en cada provincia en el país para poder de tal modo llegar a 200.000 personas con necesidades.

Más de la mitad de la población está luchando para poder comer, la mal nutrición está alcanzando niveles dramáticos sobre todo en el caso de muchos menores y más del 80 por ciento de las personas que hemos encuestado dicen que han perdido sus trabajos y sus medios de subsistencia. Millones están viviendo en albergues inadecuados con acceso limitado a los servicios básicos, entre ellos los de saneamiento y cuidados de la salud.

Los retornos al país cada vez mayores han agravado los desafíos. Más de un millón de afganos han retornados desde Irán y Pakistán este año, en tanto que otros están intentando irse del país. La mayor parte han sido deportados, retornando a Afganistán con frecuencia en la ruina y quebrantados, con necesidad de recibir apoyo de salud, alimentos y también de descansar. La tarea de reunirse con la familia y de reintegrarse a las comunidades – en especial para quienes han estado en Irán o Pakistán por años – es tremendamente difícil si consideramos los altos niveles de desempleo y de inseguridad alimentaria.

El cambio climático ha también sacudido a Afganistán y ha contribuido en gran medida con el desplazamiento interno. Estimamos que cerca del 70 por ciento de la población se ha visto impactada por la sequía y las inundaciones. Las malas cosechas son una realidad y el colapso económico podría llegar a ser devastador.

Estoy convencido de que las medidas integrales e inclusivas son la mejor manera de proteger y promover los medios de subsistencia – sobre todo los de las mujeres afganas – y también sirven para asegurar el acceso a los servicios esenciales para las comunidades afectadas por los conflictos en todo el país.

Mientras las operaciones internacionales se intensifican para intentar paliar las necesidades humanitarias más urgentes, creo que también es crucial brindar apoyo a los medios de subsistencia sustentables y trabajar con la gente de Afganistán para reducir los riesgos a los cuales está expuesta y su vulnerabilidad ante el cambio climático, los conflictos y otros desastres, como lo hemos estado haciendo durante décadas. Se puede hacer por medio de iniciativas especialmente focalizadas que promuevan la resiliencia y la adaptabilidad. La OIM ya se encuentra implementando programas de reducción de riesgos de desastres, de transición y de recuperación temprana en todo Afganistán, incluyendo trabajos de infraestructura crítica para proteger a las comunidades de las inundaciones y para estimular la productividad de las tierras de cultivo.

Lo que es aún más importante, todas las intervenciones, la asistencia y el apoyo deben abrazar y empoderar a las mujeres y a las jóvenes que son indispensables para el futuro de Afganistán. El país deberá luchar aún más para el logro de la paz, de la estabilidad y el desarrollo sin su inclusión activa y sus contribuciones.  La totalidad de la población de Afganistán, incluyendo a mujeres, hombres y jóvenes de ambos sexos de todos los grupos étnicos, debe estar completamente representada y debe poder participar de manera significativa en la vida cotidiana de sus comunidades y de su país.

La OIM asume el compromiso de sostener su permanencia en Afganistán y de brindar servicios en total solidaridad con las personas de ese país. Muchas más cosas pueden y deben hacerse, pero será necesario contar con la atención y generosidad sostenidas de la comunidad mundial para poder aprovechar la fortaleza de las personas y evitar una catástrofe humanitaria cuyas consecuencias podrían repercutir sobre numerosas regiones y generaciones.

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Transcripción de la publicación en Euronews

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