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Global

“Espacios Seguros” ofrece apoyo psicosocial a las mujeres rohingyas

Cox's Bazar – “La razón por la cual tenemos el espejo es que después de todo lo que les ha ocurrido, muchas de las mujeres no soportan verse a sí mismas,” dice Lufta Bokshi, una funcionaria de apoyo psicosocial que se encuentran ayudando a las mujeres rohingyas refugiadas en Bangladesh para que puedan proseguir con sus vidas luego de haber escapado a la violencia y a los hechos de violación en Myanmar.

“Las estimulamos a que se miren en el espejo de modo tal que puedan ver que siguen siendo hermosas y que la vida puede también ser hermosa,” dice ella.

En este nuevo espacio seguro para mujeres creado por la OIM, el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración, para las mujeres rohingyas en uno de los vastos campamentos de refugiados en Cox’s Bazar, se ha trabajado mucho para que todo mejore y eso se ha logrado con materiales muy básicos.

Afuera, un girasol ya está mostrando su cara en el jardín creado recientemente. Adentro, coloridas flores de papel hechas a mano adornan las paredes.

A pesar del ruido y del caos que reina afuera – en donde la vida en el campamento es ruidosa y dura y presenta muchos peligros – adentro reina un sentimiento de calma y de seguridad gracias a la protección que brinda la alta cerca de bambú que rodea a este espacio.  

Solamente se le permite ingresar a mujeres. Incluso el guardia, que se sienta en una pequeña cabina de bambú en la entrada, es una mujer. Y para las que llegan a este lugar, eso es sumamente importante.

Recientemente la OIM ha abierto cuatro espacios similares y se está planificando la apertura de cuatro más los cuales deberían estar ya operativos en las semanas venideras.

“Los espacios juegan un rol vital en cuanto a asegurar que las mujeres y las adolescentes cuenten con un lugar en donde se sientan seguras como para poder expresarse, como para poder acceder a información importante, desarrollar redes sociales, y fortalecer su resiliencia para encontrar maneras positivas de confrontar el futuro,” sostuvo Megan Denise Smith, una funcionaria de operaciones de la OIM en Cox's Bazar que se especializa en casos de violencia basada en género (GBV por su sigla en inglés).

Más de 688.000 refugiados rohingyas han huido a Bangladesh desde Myanmar desde que se dio un importante brote de violencia en el estado de Rakhine, ubicado al norte de Myanmar, en el mes de agosto de 2017.

Si bien las mujeres en el centro dicen que están más seguras aquí que en Myanmar, la violencia y las pérdidas que experimentaron ellas y sus familias en Myanmar las siguen atormentando en Bangladesh. El espacio para discutir sus preocupaciones del pasado y del presente las ayuda a desarrollar mecanismos para poder confrontarlas.

“Cuando compartimos nuestras preocupaciones con nuestras hermanas aquí, nos sentimos mucho mejor. Me siento feliz porque puedo aprender cosas de las demás,” sostiene Asama*, una joven madre que concurre al centro.

“En Myanmar no estábamos acostumbradas a esto. Nunca pudimos reunirnos para conversar, porque las autoridades pensaban que si nos reuníamos era porque estábamos organizando algo contra ellos.”

Cuando las mujeres en los campamentos mencionan las palabras “problemas familiares” normalmente están haciendo referencia a los altibajos normales de cualquier relación. Pero Mostafizur Rahman, un psicólogo de la OIM, explica que lo que quieren decir generalmente es que están intentando manejar las pérdidas de uno o más familiares en ocasión de la violencia de la cual han escapado.

Raysuana, una participante en un grupo que pone el foco en el tipo de apoyo que las mujeres que concurren al centro necesitan, le asigna 2 puntos sobre 5 a su relación con la familia cercana y con otros parientes. Dice que no le queda familia inmediata. Que todos han fallecido en Myanmar.

La oportunidad de discutir los sentimientos en voz alta en un medioambiente que es seguro y protector es crucial, de acuerdo con lo que dice el equipo y las mujeres que concurren a los espacios. En la sociedad tradicional rohingya, raras veces a las mujeres se les da la oportunidad de hablar en público. Aquí en cambio dicen que pueden hablar “de manera fructífera”, libres de la “dominación de los hombres”.

“Cuando me quedo en mi propia casa, me preocupo más. Pero en el espacio seguro puedo estar con personas que son similares a mí y podemos compartir nuestras emociones,” dice Fátima, que es otra de las participantes en el grupo focal.

En los espacios seguros de la OIM las mujeres reciben asesoramiento individual y grupal. Hay también materiales para manualidades, juegos de mesa y televisión, en la que pueden ver películas y otros programas mediante los cuales pueden construir su confianza y resiliencia.

“No puedo dormir por las noches por pensar sobre las diferentes cosas que podríamos llegar a hacer para ayudar a estar mujeres,” dice Bokshi, cuya organización local PULSE es socia de la OIM en los espacios seguros.

Las mujeres y adolescentes en los campamentos necesitan de apoyo psicosocial no solamente para poder lidiar con la violencia y con las experiencias traumáticas del pasado, sino también con las dificultades actuales que confrontan. Los desafíos cotidianos de sobrevivir en un lugar rodeadas por cientos de extraños; poder confrontar con una vida vivida bajo lonas impermeables, dependiendo de la ayuda alimentaria simplemente para poder sobrevivir; y el riesgo aumentado de la violencia basada en género que conlleva la vida en un campamento de refugiados.

Las mujeres y las adolescentes que visitan los espacios seguros también aprenden acerca de los riesgos que conlleva la trata de personas. Este es un verdadero riesgo en los campamentos, en los que los traficantes pueden llegar a tentar a los adultos vulnerables y a los niños con promesas de buenos trabajos y de una mejor vida, promesas que luego en la realidad se convierten en esclavitud, trabajo forzoso, explotación sexual y otros abusos.

No hay una única solución para encontrar formas de ofrecer apoyo a las mujeres que se encuentran en los campamentos de refugiados. Si bien las historias de violencia, violación y pérdida son muy comunes, la experiencia de cada persona y la respuesta brindada son únicas.

Pero los espacios seguros de la OIM ofrecen un lugar para que las mujeres se reúnan y encuentren su fortaleza como individuos por medio de las experiencias compartidas.

El espejo no solamente es usado en las sesiones de apoyo psicosocial. “Cuando las mujeres llegan aquí, pueden sacarse las chalinas que envuelven sus cabezas, lejos de la vista de los hombres. Pueden usar el espejo para aplicar crema facial o maquillarse un poco. Pequeñas cosas. Pero son las cosas que le dan la posibilidad de volver a sentirse normales nuevamente,” sostiene Bokshi.

La semana pasada, la OIM respondió a 159 casos de protección/violencia basada en género (GBV). Desde el inicio de la crisis actual en el mes de agosto de 2017, la OIM identificó a 15.151 individuos en estado de extrema vulnerabilidad. Cerca de 447 casos de VBG han sido asistidos por medio de la gestión de casos de la OIM. Otros 4.153 individuos han recibido primeros auxilios psicosociales y 24 víctimas de trata han sido identificadas y asistidas.

 (*Algunos nombres han sido cambiados por razones de protección.)

Para mayor información por favor contactar a Fiona MacGregor en la OIM Cox's Bazar. Email: fmacgregor@iom.int, Tel. +8801733335221.​