Comunicado
Global

La OIM aborda la problemática del trabajo infantil en beneficio de las familias de retornados indocumentados en Afganistán

Un niño descansa mientras recoge leña en un asentamiento. Foto: Olivia Headon/IOM

Kabul – Más de la mitad de los niños de entre 5 y 7 años realizan algún tipo de trabajo infantil en Afganistán. La pandemia de COVID-19 ha empeorado la situación puesto que la pérdida de medios de subsistencia, sumada al cierre de las escuelas, ha llevado a que las familias recurran aún más al trabajo infantil como recurso para poder llegar a fin de mes.  

Aproximadamente 18,4 millones de afganos – casi la mitad de la población – necesitan en este momento ayuda humanitaria según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), si bien la respuesta humanitaria para 2021 sigue sub-financiada en un porcentaje del 13% con la primera mitad del año ya transcurrida.  

La situación de pobreza viene a sumarse al rebrote de la violencia desde que las conversaciones de paz entre afganos comenzaron en septiembre, y ambas circunstancias han llevado a que cifras sin precedentes de migrantes afganos estén retornando desde las vecinas naciones de Irán y Pakistán. Solamente entre enero y mayo de 2021 más de 490.000 afganos indocumentados retornaron, lo cual implicó un aumento del 42% en comparación con el mismo período de 2020, y más de la mitad de esas personas habían sido deportadas.  

Los datos de Monitoreo de Protección de la OIM muestran que los retornados indocumentados recurrieron con mucha frecuencia al trabajo infantil para poder sostenerse durante el transcurso del año pasado (del 19% registrado en el período de mayo a julio de 2020 a un 35% en enero de 2021).  

“Los retornados indocumentados a menudo regresan en peores condiciones que cuando se fueron, porque antes de irse suelen vender su propiedad o solicitan préstamos para poder pagar sus pasajes”, destacó Florián Echague, Encargada del Programa de Protección de la OIM Afganistán.  

“Los agentes impulsores de la emigración son, en gran medida, la situación de inseguridad y el hecho de no contar con un ingreso, pero cuando las personas se ven forzadas a regresar, estas problemáticas se ven agravadas por la situación que aquí es cada vez peor. Enviar a menores en edad escolar a trabajar es a menudo esencial para que las familias puedan sobrevivir, pero sin duda coloca a los menores en un grave peligro”.  

Los menores en Afganistán soportan algunas de las formas de trabajo infantil más crueles, desde ser reclutados para participar en los conflictos armados, la producción de ladrillos, trabajo en agricultura y en minas, y sobre todo en las calles como mendigos o maleteros.  

Morulla* (de 40 años) fue deportado de Irán mientras la pandemia de COVID-19 arremetía. Padre de seis hijos, había estado trabajando como trabajador eventual recogiendo fruta y enviando remesas a su casa para apoyar a su familia. Una vez de regreso en su hogar, no pudo arreglárselas con el poco trabajo que había en los meses de invierno, y no tuvo más opción que sacar a tres de sus hijos de la escuela para enviarlos a trabajar, para que de ese modo ayudaran a la familia. Su hijo adolescente comenzó a trabajar como sirviente cama adentro y los dos menores fueron forzados a mendigar en las calles, a recoger plástico y madera para cocinar y calentar la vivienda en la cual vivían.  

Tras una exhaustiva evaluación del caso por parte de un asistente social del área de Protección de la OIM, Noorullah y su esposa Bahar* recibieron asistencia en efectivo para poder paliar las necesidades inmediatas de la familia y cancelar algunas de las deudas contraídas. Contaban con dinero suficiente como para poder comenzar con una pequeña panadería en su casa. Esto le permitió a Noorullah y a su esposa enviar de regreso a la escuela a sus hijos – los dos menores dejaron de mendigar y Noorullah trajo de regreso al hijo mayor a vivir con la familia.  

Noorulah y Bahar se sienten aliviados de poder apoyar la educación de sus hijos y darles una mejor vida gracias al ingreso que obtienen con su negocio de panadería. “Yo me sentía agotado, enfermo y cansado de no poder hacer más que trabajos eventuales que apenas si me permitían subsistir”, dijo  Noorullah. “Ahora soy independiente, tengo un pequeño negocio propio que era un sueño ahora convertido en realidad gracias a la OIM”. 

 

* No son sus nombres reales 

Notas para los editores: 

El programa de Protección de la OIM está en marcha en puntos fronterizos en 11 provincias con altos niveles de retorno en Afganistán, para brindar apoyo en la tarea de garantizar que tales retornos y la reintegración sean seguros y dignos para los retornados indocumentados y sus familias, los cuales deben enfrentar serios riesgos en materia de protección. Se hace por medio del suministro de información, la derivación a servicios especializados, y la provisión de dinero en efectivo para la protección. Para acceder a los informes de Monitoreo de Protección de la COVID-19 de la OIM, por favor tenga a bien visitar: https://afghanistan.iom.int/protection 

Para más información por favor contactar Itayi Viriri en la Oficina Regional de la OIM para Asia y el Pacífico, Tel: +66659390934, Correo electrónico: iviriri@iom.int