Migrant Stories

Mil Oportunidades para la Tierra de las Mil Colinas

A veces, una inspiración de genio puede llegar en la cocina.

Providence Tuyisabe tuvo esta inspiración hace tres años cuando estaba haciendo experimentos en casa con diferentes jugos de frutas y jengibre, una especia que es un elemento básico de los platos rwandeses. “A mis amigos y colegas les gustó la bebida y me la pedían cada vez que venían a visitarme”, recuerda Tuyisabe.

Así que decidió producir la bebida, a la que llamó Yambusi, en su tiempo libre en una pequeña cervecería con la ayuda de un profesional experto en la rama.

Hoy día, el agente comercial Tuyisabe organiza el proceso de fabricación de 200 a 300 botellas por semana después del trabajo. Él y sus socios, de Rwanda y Alemania, han invertido unos 30.000 euros, que todavía tienen que recuperar. Una vez que su cartera de clientes crezca y la producción sea más rentable, Tuyisabe quiere importar todos los ingredientes de Rwanda. “Sería una gran ayuda para los agricultores rwandeses, que siembran piñas y otras frutas, y nos daría mucha satisfacción poder ayudar a nuestro país.”

La perspectiva a largo plazo de Tuyisabe es producir la bebida en Rwanda para el mercado local. “Rwanda se afiliará dentro de poco a la Comunidad del África Oriental, por lo tanto, el mercado de consumidores será mas amplio.”

En algunas ocasiones, una idea para mejorar los aparatos de cocina puede formar parte de la carrera de un joven. Ernest Nkusi y sus amigos trabajan duro para conseguir su maestría en ingeniería eléctrica en Darmstadt. Están creando juntos una cocina solar, que puede ser producida de manera fácil y económica. “Esperamos que la cocina solar resuelva los problemas de energía de nuestro país,” afirma. “Solo hay dos plantas de energía eléctrica en el país. Eso no es suficiente para el abastecimiento de electricidad de lunes a domingo durante las 24 horas del día, y la leña comienza a escasear.”

Tuyisabe y Nkusi son dos de los seis millones de rwandeses que viven fuera de su país, lo cual equivale aproximadamente a la misma cantidad de personas que viven en Rwanda. El genocidio de 1994 desencadenó un éxodo masivo hacia los países vecinos de África. Actualmente, una gran cantidad de personas de la diáspora de Rwanda se encuentran en Canadá, Bélgica, que tuvo bajo su mandato al país, y los Estados Unidos. Aunque solamente poco más de 800 rwandeses viven en Alemania, la comunidad actúa de manera muy activa para ayudar en el desarrollo de su país natal.

La diáspora de Rwanda en Alemania (RDD, por sus siglas en alemán), que fue fundada en el 2002, así como también la mayoría de sus ideas para el desarrollo, se encuentran en sus inicios. Pero el comienzo de la nueva era de Rwanda no tardará en llegar.

Gaspard Ngarambe, Secretario de la RDD, está redactando su tesis en la Universidad de Maguncia sobre el potencial de desarrollo de la diáspora en la región de los Grandes Lagos. “Los rwandeses de la diáspora saben mejor que nadie lo que necesita su país y el modo de satisfacer dichas necesidades. Pueden transmitir nuevas ideas del mundo industrializado a la realidad de África,” explica Ngarambe con certeza. “La diáspora podría ser más eficaz que la ayuda oficial para el desarrollo.”

En teoría, todo es bastante sencillo: los jóvenes de Rwanda estudian en Europa o los Estados Unidos y pueden aportar sus conocimientos al país. Los rwandeses que se han integrado plenamente en países industrializados brindan ayuda a través de inversión directa y remesas.

Pero la realidad no es así de simple, y Ngarambe lo sabe. Muchos rwandeses no estudian las carreras que se necesitan en Rwanda porque no desean trabajar en esos campos, por ejemplo, la agricultura. Otros se han integrado definitivamente en la sociedad alemana, han perdido el contacto con África o no se sienten motivados para tender una mano.

El anhelo de Ngarambe es reunir a los rwandeses, esparcidos por toda Alemania, y estimularlos a usar sus capacidades para ayudar a su país natal. “Si organizamos más reuniones, podremos intercambiar idas y habilidades y conseguir más cosas juntos.” Asimismo, participa de manera activa en la iniciativa ‘Re-Dis-Covering Rwanda’ (Redescubrir Rwanda) cuyo objetivo es reunir a todos aquellos que desean ayudar a Rwanda –la diáspora, ciudadanos que no son de Rwanda y socios de cooperación.

La diáspora no está sola en su intento de dar ayuda. La Sociedad Alemana para la Cooperación Técnica (GTZ, por sus siglas en alemán), un organismo de cooperación internacional para el desarrollo sostenible financiado por el Gobierno alemán, proporcionó fondos para una reunión de 50 rwandeses en mayo en Maguncia y quiere prestar apoyo financiero a los proyectos de la diáspora. Irina Kausch, Directora del Proyecto Migración y Desarrollo de la GTZ afirma: “Algunos proyectos parecen muy prometedores y creo que encontraremos la manera de trabajar juntos.”

El estado federal Renania-Palatinado de Alemania, cuya capital es Maguncia, estableció hace 25 años una organización de base comunitaria de entidades. El Gobierno y la Universidad de Maguncia organizan intercambios y los medios de comunicación locales hacen que la imagen de Rwanda esté siempre presente en las mentes de los alemanes del suroeste.

Ngarambe señala que los nexos con otras diásporas también pueden ser útiles. Un día, Ngarambe estaba almorzando después de una clase de migración. Al frente de él en su mesa, estaba sentado Kim Singh, que nació y se crió en la India pero vivió en Alemania durante muchos años. Singh le habló de un juego de cartas que creó para alfabetizar a los adultos. “Los adultos prefieren aprender en casa porque a muchos les da vergüenza ir a sentarse a una escuela. Después de dos meses pueden leer un periódico.” Singh afirma que probó el juego durante años en comunidades de la India y los alentó a redactar su propio periódico. Ngarambe cree que este proyecto puede mejorar la alfabetización de los adultos en Rwanda.

Todas estas ideas podrían ser el comienzo de un nuevo futuro para Rwanda.

Dativa Kraus piensa también en cómo hacer para que no se pierda la cultura rwandesa. La madre de tres hijos se dio cuenta de que estos habían perdido el contacto con su cultura. “Prefieren hablar alemán en vez de kinyarwanda y no conocen mucho nuestra historia,” indica Kraus. “No comprenden lo que ocurrió en Rwanda, pero tienen que estar al tanto del genocidio para asegurarnos de que esto no vuelva a suceder nunca más.” Al mismo tiempo, Kraus considera que hay una gran ventaja en la inocencia de los niños. “Ellos no tienen los problemas que nosotros tuvimos. Ellos ya no diferencian a nuestro pueblo entre hutus y tutsis.”

Por eso, Kraus, quien vive en Austria, desea organizar campamentos de verano para niños rwandeses con el fin de enseñarles su cultura, su historia y su idioma. En Bélgica, afirma, la diáspora preparó actividades vacacionales similares para la comunidad belga y rwandesa y se ofreció a ayudarla. “Nuestros niños necesitan tomar el relevo en nuestros esfuerzos para que nuestro país natal se desarrolle. Ellos son nuestro futuro.”

Gaspard Ngarambe tiene también una idea del futuro. “Nos han llamado el ‘país de los mil problemas’, una alusión a la denominación de Rwanda ‘le pays des mille collines’ o la Tierra de las Mil Colinas,” explica el estudiante de doctorado. “Pero después del genocidio deseamos una nueva imagen. Queremos ser el país de las mil oportunidades, y la diáspora puede ayudarnos a alcanzar esta meta.”

Gaspard Ngarambe invita a los rwandeses que viven en Alemania y en otras partes del mundo, a los que apoyan a Rwanda y a los socios para el desarrollo a cooperar con la iniciativa ‘Re-Dis-Covering Rwanda’ (ngarambe@uni-mainz.de)

Si desea mayor información sobre la diáspora de Rwanda y sus iniciativas (disponible sólo en alemán), visite:

http://www.rwanda-diaspora-germany.com
http://www.rlp-ruanda.de/index.shtml
http://www.yambusi.de

Silke Oppermann, es una periodista independiente alemana que brinda sus servicios a Deutsche Welle Radio, ARD Radio y afiliados,y otros medios de comunicación.