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Migración e Igualdad de Género en la Agenda 2030, Desafíos para la Acción

Sra, Mariella Mazzotti, Directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) de Uruguay, y Presidenta de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer
Sra. Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL
Sras Ministras
Representantes de las Agencias de Naciones Unidas
Señoras y señores,

Es un honor para mí y para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) participar en esta Quincuagésima Sexta Reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Mi profundo agradecimiento al Gobierno de Cuba y a la CEPAL por hacer posible que estemos hoy acá, celebrando también los 40 años de la primera reunión de la Conferencia sobre la Integración de la Mujer al Desarrollo.

Es asimismo motivo de gran placer para mí el participar en la presentación del Repositorio de Normativas sobre Género y Migración desarrollado por el Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL y la OIM. Quisiera agradecer muy especialmente a la Directora de la División de Género de la CEPAL, Sra Nieves Rico, por la excelente colaboración y su compromiso con este trabajo, que nos permitió avanzar en la construcción de este repositorio legislativo en la región.Esperamos que el repositorio será una herramienta que nos permita visualizar avances y vacíos en la protección de los derechos humanos, la equidad de género, y la no discriminación de las mujeres, niñas y adolescentes migrantes, así como compilar políticas públicas sobre mujeres migrantes.

Migración y género: un tema fundamental en la agenda de desarrollo global y regional

Señoras y señores,

La migración es hoy y será definitivamente en el siglo XXI uno de los temas políticos, económicos, sociales y humanitarios, más importantes en las agendas nacionales, regionales e internacionales de los países.

Esta importancia se ha visto también reflejada en la incorporación de la migración en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el 2015 como una meta específica (10.7): Facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, entre otras cosas mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas. De esta manera, por primera vez, la migración pasa a formar parte del ámbito principal de políticas de desarrollo mundial.

La Agenda de Desarrollo va inclusive más allá. Referencias a la migración o a los migrantes se incluyen también en otros objetivos y metas como aquéllos relativos al impacto de las crisis humanitarias y el desplazamiento forzoso en el desarrollo; la necesidad de empoderar a los grupos vulnerables; la erradicación del trabajo forzado, la trata de personas y el trabajo infantil; y la eliminación de todas las formas de discriminación.

Se calcula que en el 2015, el número de migrantes internacionales era de 247 millones. Esta cifra a pesar de que se ha incrementado en números reales, porcentualmente no ha significado una variación importante. Lo que sí ha variado substancialmente es que hoy se estima que un poco menos de la mitad, 48.2% del total de migrantes internacionales son mujeres. (Population Facts, UNDESA 2015). Este porcentaje varía dependiendo de las regiones y es más alto en América Latina, que evidencia un total de 50.4%.

El envejecimiento demográfico, la baja natalidad, la inserción masiva de la mujer en los mercados laborales y la organización de los hogares actuales son algunos de los factores que han generado una demanda creciente de trabajadoras que se dedican a labores y actividades que contribuyen directamente a la reproducción social o servicios de proximidad.De esta manera , el56%delaspersonasqueentraronalaUnión Europea procedentesdeALCentre 1998-2012fueronmujeres; y Latinoamérica es asimismo la principal región de origen de la migración femenina a Estados Unidos, 46% del total. El número de mujeres migrantes latinas se ha quintuplicado en los últimos 30 años y representa más del 7% de la población femenina de ese país.

Estas cifras demuestran la relevancia de la conexión entre la migración, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas. Pero sobretodo, demuestran la importancia de que las políticas migratorias incorporen los intereses, aspiraciones y necesidades de las mujeres, niñas y adolescentes migrantes si queremos llegar a un impacto máximo en el desarrollo tanto en los países de origen como en los países de destino.

Mujeres como categoría vulnerable

Una consecuencia clara de la feminización de la migración es el aumento en los riesgos y las vulnerabilidades a las que las mujeres y niñas migrantes están expuestas, sobre todo aquéllas que emigran en condiciones irregulares.  Durante la ruta migratoria estas migrantes se ven particularmente expuestas a diversas expresiones de violencia de género tales como: violencia física, abusos sexuales, violaciones sexuales, secuestro, extorsión, trata de personas, explotación y sometimiento a actividades ilícitas. 

En la región de América Latina y el Caribe, la persistencia de inequidades estructurales de género a las que se ven expuestas además las mujeres migrantes, articuladas con otras relaciones sociales, como las de clase, etnia, edad, identidad, orientación sexual y religión, acentúan su vulnerabilidad, reproducen la discriminación, el racismo y la xenofobia, y las exponen a diversas formas de violencia.

Estos impactos negativos de la migración en las mujeres y niñas, se dan en todas las fases del ciclo migratorio, desde antes de partir, en su contexto familiar y comunitario, pasando por todo el proceso migratorio, hasta su llegada al país de destino o retorno. Esta discriminación y estereotipos de género en los procesos migratorios no son más que un reflejo de lo que sucede en la sociedad en general, exacerbado por la doble discriminación de ser mujer y ser migrante.

Como consecuencia, las políticas migratorias deben necesariamente entender y responder a estas realidades y necesidades e incluir medidas específicas para proteger a las mujeres y niñas migrantes de potenciales abusos y explotaciones, y asegurar que éstas tengan acceso a la información, a la asistencia y a los mecanismos que garanticen el disfrute pleno de sus derechos fundamentales.

Mujeres migrantes como agentes de desarrollo

Ahora bien, sin querer restarle importancia a lo anterior, creo que es también fundamental resaltar aquí la oportunidad excepcional que esta nueva realidad migratoria actual nos ofrece.    Cuando hablamos de mujeres y niñas migrantes, tendemos a concentrarnos en lo que se pierde en lugar de en lo que se gana. Sin embargo, para muchas, a menudo más que para los hombres y niños, la migración puede ofrecer nuevas oportunidades como la posibilidad de continuar su educación, de participar en la vida económica o pública, o incluso de tomar sus propias decisiones por la primera vez en sus vidas. La migración también puede permitir a algunas mujeres y niñas escapar de la violencia y la discriminación en sus hogares o comunidades.

También debemos centrar nuestra atención en las expectativas que las mujeres migrantes tienen al salir de sus hogares, que pueden ser muy diferentes a las de los hombres, y en cómo estas expectativas configuran su percepción de la experiencia migratoria.

Muchas mujeres migrantes son jefas de hogar y asumen roles productivos generalmente no permitidos por la sociedad previo a su proceso migratorio. Su incorporación al mercado de trabajo supone para muchas mujeres, no sólo el desarrollo de nuevos conocimientos y habilidades, sino también una mayor autonomía e independencia económica y social.A través de esto, también se fortalecen sus roles productivos y sociales y obtienen un mayor poder de decisión y control sobre sus vidas y sobre sus cuerpos, con un impacto positivo para su autonomía física y civil.Esta autonomía y empoderamiento, fundamental para asegurar el ejercicio de sus derechos, puede además tener a nivel social un efecto multiplicador en sus comunidades de origen, inclusive para aquéllas que deciden no migrar o no pueden hacerlo.

De esta manera, las mujeres migrantes se convierten en agentes de desarrollo para sus familias y comunidades de origen, a través de los nuevos saberes, habilidades y formas de ejercicio de la ciudadanía aprendidos a partir de su experiencia migratoria, así como mediante la transferencia de remesas. Muchos estudios sobre remesas indican que las mujeres migrantes tienden a enviar mayores cantidades de dinero en términos relativos a sus ingresos que los hombres, con envíos más sostenidos en el tiempo y en intervalos más regulares. Estas transferencias contribuyen al bienestar de las familias, y a brindarles un mayor y mejor acceso a una vivienda digna y adecuada, a una mejor alimentación, educación y salud; y en los casos en que estas remesas son invertidas en actividades productivas, a menudo benefician también a sus comunidades de origen.

En materia de integración social y cultural, las asociaciones de mujeres ponen las cuestiones de género sobre la mesa de debate, actúan como puente entre culturas y facilitan la integración a los nuevos y nuevas migrantes.

Asimismo la migración de las mujeres tiene un impacto económico en los países de acogida. Las mujeres migrantes tienen un rol importante en materia de participación económica, no solamente en aportes al sistema impositivo y a la seguridad social, sino que además tienen un papel protagónico en la provisión de bienes y servicios, así comoen el aporte a las cadenas de cuidado, facilitando así nuevas oportunidades a las mujeres en los países de acogida, para aspirar a empleos y otras oportunidades laborales.

Finalmente, no debemos olvidar que si bien muchas mujeres migrantes se ven limitadas a emplearse en trabajos y ocupaciones tales como servicio doméstico, industria del cuidado, preparación de alimentos, limpieza y conserjería, hay también una alta participación de las mujeres en el contingente de la migración calificada de los países de la región.(Lozano; 2011) (UNFPA, Estado de la Población Mundial 2006.)

Viendo hacia adelante

Entonces, cómo podemos contribuir a través de la Agenda para el Desarrollo Sostenible para favorecer todos estos aspectos positivos y oportunidades que la migración puede ofrecer a estas mujeres, niñas y adolescentes, y limitar a la vez los riesgos y peligros que ella conlleva?

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible destacan que para avanzar en el desarrollo global hasta el año 2030 son necesarios la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. La OIM considera que para lograr este Objetivo es absolutamente necesario incluir a las mujeres migrantes, en las discusiones, los planes, las políticas globales, regionales y nacionales sobre desarrollo sostenible y género.

Esta región del mundo tiene bases sólidas para que esto suceda. Felicitamos la Declaración de Montevideo aprobada en octubre de 2016 que expresa el compromiso de nuestra región de avanzar hacia la Agenda 2030 con perspectiva de género.

Los procesos consultivos multilaterales de coordinación y acción en materia migratoria en la región, la Conferencia Regional sobre Migración y la Conferencia Sudamericana de Migraciones, así como los mecanismos de avances de las mujeres aquí presentes,representan instancias fundamentales para avanzar en el logro de los compromisos asumidos.

El Consejo Centroamericano de Mecanismos de la Mujer (COMMCA) y en particular la Política Regional de Igualdad y Equidad de Género aprobada en el 2013, así como la Reunión de Ministras y Altas Autoridades de la Mujer del MERCOSUR (RMAAM) que cuenta con las Directrices de Política de Igualdad de género son dos ejemplos importantes a tener en cuenta.

Ambas plataformas han avanzado además en debates y programas sobre trabajo doméstico que apuntan a la Meta 5.4. Este esfuerzo es crucial, ya que según los datos de OIT, el 17.5% de los trabajadores domésticos son migrantes y, de éstos, el 73% son mujeres migrantes (2015).

Así, las condiciones están dadas para que esta región ofrezca un aporte substantivo hacia la inclusión de las mujeres migrantes en el Objetivo 5 de Desarrollo Sostenible.

Conclusión

Señoras y señores,

La migración femenina conlleva grandes riesgos y oportunidades. Las políticas públicas y los planes de acción para la implementación de la Agenda de Desarrollo Sostenible pueden y deben ser un elemento catalizador para promover y facilitar la activa participación de las mujeres, niñas y adolescentes migrantes en el desarrollo de nuestros países y comunidades. Esto a la vez, tendrá un impacto directo en la calidad de vida de estas mujeres y en el ejercicio y disfrute de sus propios derechos humanos.

Comprender el fenómeno de la migración femenina en su totalidad y complejidad es el primer paso para abordar de manera holística este desafío migratorio.Por eso debemos impulsar la investigación y la recopilación de datos sobre la migración femenina, para comprender cómo el género influye en todos los aspectos y tipos de migración; en el desarrollo y crecimiento económico; en el acceso a los servicios sociales, en los riesgos y vulnerabilidades; así como en los roles sociales y la igualdad de género.

La OIM  ha iniciado este proceso de análisis y comprensión y agradece la oportunidad de colaborar con la Conferencia Regional de la Mujer y con las plataformas sub-regionales hacia el avance de estos esfuerzos.

Eso además nos permitirá empezar a hablar sobre las necesidades diferenciadas de acuerdo al género y dejar de centrarnos únicamente en las mujeres y las niñas como víctimas pasivas.

Es por ello que me parece fundamental resaltar aquí con ustedes señoras Ministras la necesidad de una mayor comprensión por parte de sus entidades de las causas y las consecuencias de los movimientos migratorios desde una perspectiva de género.Pero además, creo que es fundamental que ustedes nos ayuden a hacer entender mejor a las autoridades migratorias de sus países cómo el género influye positiva o negativamente en la experiencia migratoria y cuáles son las especificidades necesarias de contemplar. Ojalá este espacio permita continuar y profundizar más esta discusión en el futuro.

Quisiera reiterar nuestro compromiso de contribuir al cumplimiento de las metas regionales conjuntamente con las otras agencias del Sistema de Naciones Unidas y con las organizaciones de la sociedad civil.

“No dejar a nadie atrás” en un mundo de alta movilidad humana, requiere también generar las condiciones que promuevan la igualdad, la autonomía y el empoderamiento de las mujeres migrantes. ¡Trabajemos todas y todos hacia ello!