Comunicado
Global

La COVID-19 ha afectado gravemente a 14 millones de desplazados internos, refugiados y migrantes, según un estudio de la OIM y del WFP

Dos migrantes caminan en el desierto rumbo a Obock, al norte de Djibouti. Foto: OIM 2020/Alexander Bee 

Comunicado conjunto de la OIM y el WFP

Ginebra - Casi 9 millones de Personas Desplazadas Internamente (IDP), 4,7 millones de refugiados y solicitantes de asilo, y cientos de miles de migrantes en África Oriental y el Cuerno de África están siendo víctimas de algunas de las peores consecuencias de la pandemia de COVID-19, de acuerdo con un informe emitido por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por el Programa Mundial de Alimentos (WFP).  

El estudio “La vida en medio de la pandemia: Hambre, migración y desplazamiento en África Oriental y el Cuerno de África”(en inglés) pone el foco en los impactos de la pandemia sobre la movilidad, los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria en la migración regional y en las zonas de mayor hambruna.  

“Los migrantes, refugiados y personas forzosamente desplazadas se encuentran entre las personas en mayor desventaja y despojadas de sus derechos en todo el mundo y comprender sus necesidades y nuestro progreso para lograr paliarlas es esencial para poder también comprender dónde estamos parados en relación a los compromisos asumidos respecto de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)”, dijo Mohammed Abdiker, Director Regional de la OIM para África Oriental y el Cuerno de África.  

La COVID-19 aumentó la vulnerabilidad de las personas desplazadas y de los migrantes en 2020 y sus desafíos se vieron exacerbados por una reducción en la financiación de las operaciones internacionales, un descenso en los flujos de remesas provocado por el congelamiento de los viajes y las pérdidas de empleo para cientos de miles de migrantes. Estos grupos dependen en gran medida de las remesas que son la fuente más significativa de influjos financieros externos hacia África y son esenciales para las comunidades y hogares de bajos ingresos. 

Mientras las oportunidades laborales y de generación de ingresos se reducían en el exterior, un número cada vez mayor de trabajadores migrantes retornados se dirigían a sus hogares sin llevar nada consigo y demandaban un apoyo de envergadura para poder reintegrarse, ejerciendo de tal modo una gran presión sobre sus comunidades de origen.  

El estudio también descubrió que, en 2020, 54 millones de personas en África Oriental y el Cuerno de África se encontraban en situación de inseguridad alimentaria, incluyendo hogares en áreas rurales y también poblaciones urbanas pobres que se vieron castigadas particularmente por la pandemia.  

Sudán, Etiopía y Sudán del Sur se encontraban entre los 10 países con las peores crisis alimentarias a nivel mundial en 2020 – con 9,6 millones, 8,6 millones y 6,5 millones de personas respectivamente con inseguridad alimentaria – en tanto que Burundi tiene uno de los mayores niveles de mal nutrición crónica o retraso en el crecimiento infantil en todo el mundo. De acuerdo con el estudio, la región de Tigray en Etiopía se ha convertido en un nuevo punto caliente de hambruna puesto que desde finales de 2020 hay más de 4 millones de personas que deben enfrentar inseguridad alimentaria severa debido a los conflictos.  

Mientras el impacto de la COVID-19 sigue afectando la economía y los medios de subsistencia, se proyecta que la cifra de personas que padecen inseguridad alimentaria seguirá siendo muy alta a lo largo de 2021. 

El informe de la OIM y del WFP descubrió asimismo que la pandemia de COVID-19 ha interrumpido la movilidad, la salud pública y las oportunidades socioeconómicas de la mayor parte de las personas en la región. Otros desafíos pre-existentes, nuevos y recurrentes seguirán desestabilizando a esta región y pondrán presión sobre la capacidad de las poblaciones afectadas para que puedan enfrentar los impactos, incluyendo conflictos, inseguridad, sequía, inundaciones e invasiones de langostas del desierto. Esto tendrá implicancias sobre la migración y el hambre, con consecuencias mucho mayores para el logro de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.  

“La COVID-19 simplemente ha venido a agregarse a los desafíos enfrentados por estas poblaciones que ya eran vulnerables. Debemos unidos para que los que tienen necesidades no sean olvidados y reciban asistencia humanitaria vital para poder paliar sus necesidades de contar con alimentos y otras necesidades esenciales”, dijo  Michael Dunford, Director Regional del WFP para África Oriental. 

La OIM y el WFP están uniendo fuerzas a través de este estudio para defender las acciones prioritarias para la asistencia humanitaria, la inclusión y el acceso a los servicios críticos, la movilidad laboral, la inmigración, la información y las respuestas basadas en evidencias y sensibles a las cuestiones de género.  

Las organizaciones están urgiendo a los Estados Miembros de la ONU para que aumenten su accionar para el logro de sus compromisos de cara a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 en relación a la reducción del hambre, la pobreza y el aumento en el nivel de alianzas para el logro de los Objetivos.  

Para más información por favor contactar con la Oficina Regional de la OIM en Nairobi: Chiara Lucchini Gilera, Tel: +254 715903354, Correo electrónico: clucchini@iom.int o la Oficina Regional del WFP en Nairobi: Peter Smerdon, Tel: +254 707722104, Correo electrónico: peter.smerdon@wfp.org